¿Es usted de aquellas personas que aún necesita cerrar un ojo para apuntar?
Continuando nuestra serie de artículos sobre tiro defensivo, hoy abordaremos la correcta adquisición de los aparatos de puntería. Para ello, es fundamental comprender la fisiología de nuestros ojos, que son sensores capaces de proporcionarnos el 80% de la información sobre nuestro entorno. Gracias a esta capacidad, depositamos casi toda nuestra confianza en que lo que percibimos a través de la vista es correcto y real.
Los ojos funcionan a partir de la luz, un fenómeno electromagnético cuyas longitudes de onda son visibles para nosotros dentro de un rango específico. Esto se debe a que los bastones y conos, células presentes en su estructura, son fotosensibles y transforman los estímulos luminosos en impulsos eléctricos que llegan a nuestro cerebro. El ojo necesita un periodo de adaptación cuando las condiciones de luz cambian rápidamente, lo que provoca un retraso en el procesamiento de la información, un aspecto importante a tener en cuenta.
Es vital comprender que existe una alteración sensorial y perceptiva de los eventos en situaciones de alto estrés, debido a la respuesta fisiológica normal de nuestro organismo. Así, varias funciones básicas se ven temporalmente alteradas, y algunas incluso pueden pausarse. En este contexto, nuestra vista sufre alteraciones en el campo visual, la profundidad, la continuidad e incluso la percepción de colores, como resultado del aumento de la presión y de los altos niveles de adrenalina en la sangre.
Durante situaciones críticas, se manifiesta automáticamente la visión de túnel, que aparece rápidamente por los fenómenos mencionados, lo que conlleva a que «perdamos» gran parte de la información circundante debido al estrecho ángulo de visión con el que operamos. La pérdida de profundidad se produce por los rápidos movimientos oculares que se desencadenan para detectar e identificar la amenaza, centrándonos en ella una vez que entra en nuestro campo visual.
Esta limitada respuesta que altera en ocasiones la percepción de la profundidad genera dificultades para evaluar distancias. Recuerde que nuestro ojo solo puede enfocar un plano visual a la vez.
Para comprobarlo, realice el siguiente ejercicio: levante su dedo pulgar a máxima extensión de brazo justo frente a sus ojos y enfoque con la máxima claridad su uña. Se dará cuenta de que el fondo de la imagen aparece completamente borroso; luego, invierta su enfoque y notará que es el fondo el que está nítido, mientras que su dedo queda desdibujado, a pesar de estar justo frente a su vista.
En el contexto real de un evento defensivo, la visión de túnel combinada con la pérdida de profundidad complicará aún más la situación, ya que la captación de los sucesos, que siempre ha recaído en el sentido de la vista, se verá alterada por su funcionamiento precario y por la velocidad de los acontecimientos.
Por ejemplo, en una situación de intrusión en su hogar, con más del 90% de probabilidad, se generarán los siguientes “hechos”:
- Distancias cortas de enfrentamiento (7 metros o menos).
- Reducción del tiempo de respuesta tras la detección visual
- Baja visibilidad, debido a espacios confinados o a la oscuridad (recuerde el periodo de adaptación de la vista).
En búsqueda de la sensatez, surge la siguiente pregunta:
¿Podremos, bajo estas condiciones, además de las mencionadas (respuesta fisiológica), enfocar nítidamente nuestros aparatos de puntería, buscando un adecuado “sight picture”? El «sight picture» es el concepto dentro de los fundamentos del tiro básico que nos enseña a buscar la nitidez total del aparato de puntería delantero (punto de mira) sobre el blanco.
Conociendo y comprendiendo todo lo anterior sobre situaciones defensivas y nuestra respuesta somática, se ha implementado en los últimos años la búsqueda de evolucionar los procesos y romper paradigmas con base en estadísticas. Una de las nuevas técnicas es que, a distancias cortas, el alumno mantenga su enfoque en la amenaza durante la adquisición de los aparatos de puntería. En una situación crítica, es probable que no vea estos dispositivos, y si intenta enfocarlos, no los encontrará debido a la merma de capacidades o a las condiciones de luz, lo que le costará milisegundos valiosos para su supervivencia. El objetivo es «apuntar» con una postura corporal previamente entrenada, adoptada como un acto reflejo.
En los modelos que hemos implementado en el ámbito defensivo, hemos logrado aumentar el rendimiento de nuestros alumnos, respaldados por estadísticas que les permiten llevar su entrenamiento al siguiente nivel. Sabemos de primera mano que, llegado el momento de la verdad, usted no buscará enfocar sus aparatos de puntería, sino que se esforzará en ser lo más rápido y eficaz posible para neutralizar la amenaza. Para ello, debe haber practicado esto mil y una veces, con el fin de desenvolverse con relativa «naturalidad» en un escenario de características bastante adversas desde la perspectiva cognitiva, motora, fisiológica y psicológica.
Ser eficiente en su propia seguridad y en la de su grupo familiar es una responsabilidad mayor. Al mismo tiempo, lo invitamos a innovar en sus entrenamientos bajo la guía de personas responsables y con conocimiento, para integrar en sus programas aspectos técnicos, fisiológicos, biomecánicos y neuromotores.
Rompa el paradigma de que en esta disciplina no hay nada nuevo que aprender; puede que no haya cambios radicales, pero permítase experimentar habilidades que estén vinculadas con la realidad y no con lo comercial.
Imagen generada con la IA LuzIA de META